La leña ardiendo, arrimándose tímidamente cierta llama al piso. El piso de madera, que ya no brilla, debe ser el tiempo o el hambre de cera; cruje la leña y el piso porque es muy viejo y le falta cera y camino. Aparto la llama que se arroja hacia el piso, la aparto con el zapato, pero no puedo. El zapato es un regalo de mi madre, los dos fueron su regalo. Mi madre me mira desde el cuadro donde un cáncer la eternizo aquella tarde de invierno en que el frío fue un símbolo. Mi madre no me está mirando, claro que no porque eso de la eternidad fotográfica es un desorden de conceptos. No me mira ya mi madre desde el invierno pasado en que la enfermedad la condenó a no mirarme. Hay también la biblioteca en el cuarto, otra gran mentira: ya no leo; tampoco intento sentarme al piano. Todo conato de goce artístico, de creación, se me ha transformado en dolor. Por eso ya no.
Entonces: la leña ardiendo con sus llamas de capricho casi alcanzado el piso; el piso de madera sin brillar que cruje; mis zapatos color marrón que me recuerdan a mi madre y mi madre falsamente eternizada en un cuadro sobre la pared; la biblioteca y el piano como monumentos a mi inacción. El olor de la madera quemada, y algo más: sobre el sillón también el cuerpo de un hombre muerto. Es joven, lo odio. Minuciosamente odio su juventud, su cara de haber vivido hasta hace unas horas, sus restos de humanidad. Sus zapatos marrones.
Detesto su esfuerzo por no morir, me da risa: me da miedo lo mucho que me costó matarme.
No hay nada más que todo eso en mi habitación. Cosas rígidas, muertas; libre yo de mi piel.
Soberbio. En la acepción de grandioso, magnífico.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Menudo relato extracorpóreo, un saludo
ResponderEliminarY morirse de risa es la muerte mejor.
ResponderEliminarHay textos que me revuelven las tripas. Esta frase, que frecuentemenete es es una metáfora de asco, para mí tiene otro sentido: el de conjuntar las tantas sensaciones que vivo cuando leo. Que un texto me revuelva las tripas es algo que no sucede a menudo. Pero éste sí -las sensaciones que habrás tenido al escribirlo y yo al leerlo no serán las mismas pero eso no viene al caso-. Bien, bien, gracias por el revoltijo, en serio.
ResponderEliminarJ&R
Muy bueno che!
ResponderEliminarGenial, un abrazo
Perfecto relato, según va avanzando va aumentando el grado de ansiedad hasta llegar al final pletórico. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Si, claramente el protagonista se odiaba a sí mismo.
ResponderEliminarUn saludo,
PEro era por el miedo no a la muerte, quizás fuera al sufrimiento final... como en borrón y cuenta nueva... pero más borrón, digo yo... ainss! no sé, quizás es que yo me quedé a las 5 de la madrugada hace 4 años mirando al vacío sin cuadro... será!
ResponderEliminarBss... amigo me pongo en tu piel!!
Magnifico relato desde el otro lado. un abrazo
ResponderEliminarNada más triste que ver como la enfermedad se lleva poco a poco a alguien a quien amamos.
ResponderEliminarSiempre pensé, en relación al suicidio algo quizá un tanto gracioso: antes que suicidarme prefiero tomar todas aquellas decisiones que no tomaba por temores y disfrutar plenamente...Arruinar todo plan a futuro y vivir en total libertinaje...Dar a la muerte por cercana nos libera de muchas de las trabas de la previsión.
Yo también persevero, de momento. Un saludo.
ResponderEliminarUn relato que me ha angustiado, muy triste.
ResponderEliminarSegún avanza el texto vas consiguiendo mas angustia, va avanzando a pasos rápidos, creando una atmósfera galopante de ansiedad.
Muy bueno.
un abrazo.
Muy buen texto, siempre es un misterio cómo se verá uno después de muerto, tal vez sea así, reflexionando sobre lo que acabó de ser.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Una vez leído desde el 'más allá', pero disfrutando en el 'más acá', te dejo un abrazo desde 'Poemas del volcán'
ResponderEliminarEs difícil deshacerse de la vida, si, más de lo que pensamos.
ResponderEliminarUn saludo.
Un relato en el que la parabola te saca del cuerpo.
ResponderEliminarSaludos.
Me causó un je ne sais quoi. Ese estar atrapado, esa impotencia.
ResponderEliminarSólo das un respiro bajo una piel ¿muerta?
Besos, El Escritor.
Parece o negativo de uma fotografia vibrante, onde há música, livros e olhares. Um abraço, Yayá.
ResponderEliminarQué buen textooo
ResponderEliminarME SIENTO UNIDA A TI, MI MADRE TAMBIEN SE FUE UNA FRIA NOCHE DE FEBRERO DE HACE 26 AÑOS Y AUN ME PREGUNTO¿PORQUÉ TUVO QUE SER ELLA? PERO¿SABES?YO LA SIENTO DENTRO DE MI Y SÉ QUE ME ESPERARÁ PARA AYUDARME EN MI VIAJE FINAL. LAS MADRES NUNCA ABANDONAN A SUS HIJOS
ResponderEliminarUNABRAZO PARA TI